El 28 de julio es el día mundial contra la hepatitis. Este es un padecimiento a nivel mundial del que es importante estar al tanto. Se hacen constantemente esfuerzos para la difusión de información por parte de la OMS y los gobiernos de los países y haciendo comunión con este esfuerzo internacional en este artículo compartimos un poco de información relevante.
La hepatitis viral B y C son los principales problemas de salud, que afectan a 325 millones de personas en todo el mundo. Son las causas principales del cáncer de hígado, lo que lleva a 1,34 millones de muertes cada año. La hepatitis B y C son infecciones crónicas que pueden no mostrar síntomas durante un período prolongado, a veces años o décadas. Al menos el 60% de los casos de cáncer de hígado se deben a pruebas y tratamientos tardíos.
La hepatitis viral no se encuentra en un lugar ni entre un grupo de personas; es una epidemia verdaderamente global que puede afectar a millones de personas quienes probablemente no estén al tanto de su situación. Esto puede dar como resultado la posibilidad real de desarrollar una enfermedad hepática mortal en algún momento de sus vidas y, en algunos casos, transmitir la infección sin saberlo.
Con la disponibilidad de vacunas y tratamientos efectivos para la hepatitis B y una cura para la hepatitis C, se puede lograr la eliminación de la hepatitis viral, pero es necesario una mayor conciencia y comprensión de la enfermedad y los riesgos, así como el acceso a diagnósticos y tratamientos más económicos.
¿Qué es la hepatitis?
La hepatitis significa en la inflamación del hígado.
Muchos virus pueden causar inflamación hepática, incluidos los virus de la hepatitis A, B y C. Algunas personas que están infectadas con hepatitis muestran síntomas de ictericia (coloración amarillenta de los ojos y la piel), fatiga, náuseas o dolor abdominal, pero no todos. Solo a partir de estos síntomas, es imposible determinar qué virus causa la infección. Solo un análisis de sangre puede confirmar el padecimiento.
Hepatitis A:
La hepatitis A puede ser trasmitida a través de alimentos y agua contaminados y por medio de la sangre, por ejemplo, al compartir agujas / jeringas sucias usadas por otra persona. La hepatitis A también puede ser transmitida sexualmente a través del sexo oral y el contacto oral-anal. Afortunadamente existe una vacuna contra la hepatitis A.
Tratamiento
La hepatitis A puede ser una enfermedad desagradable, pero es una enfermedad autolimitada que no produce infección crónica o enfermedad hepática crónica. Si en algún momento se padeció de este mal la infección brinda inmunidad de por vida.
Hepatitis B:
La hepatitis B puede ser transmitida a través de relaciones sexuales sin protección, sangre, por ejemplo, al compartir agujas / jeringas sucias. La transmisión puede ocurrir de madre a hijo durante el embarazo y el parto. El riesgo de que el virus se transmita y que el niño se infecte es reducido si el niño recibe inmunoglobulina específica y vacuna tan pronto como sea posible después del nacimiento. La vacuna y la inmunoglobulina también pueden ser necesarias después de lesiones por pinchazos con jeringas o agujas usadas. La hepatitis B se encuentra tanto en forma aguda como crónica.
Los preservativos protegen contra la transmisión sexual, y las agujas / jeringas limpias y el equipo esterilizado utilizado para la inyección de medicamentos protegen contra la propagación entre usuarios de drogas intravenosas o pacientes con algún padecimiento.
Existe una vacuna contra la hepatitis B. La vacunación completa consiste en tres dosis de vacuna administradas durante al menos 6 meses.
Hepatitis C:
La hepatitis C es una enfermedad causada por un virus. El 70-80% de los infectados con el virus se convertirán en portadores crónicos, con algo de inflamación hepática crónica en desarrollo con el consiguiente riesgo de desarrollar cirrosis y cáncer de hígado. Se transmite a través de la sangre, generalmente compartiendo agujas / jeringas sucias. La transmisión sexual puede ocurrir, pero es muy poco frecuente. No hay vacuna contra la hepatitis C.
La mayoría de las personas diagnosticadas con hepatitis C están infectadas por el uso de drogas intravenosas o por transfusiones de sangre antes de que se introdujera la prueba de sangre obligatoria. Este último posible caso de transmisión es casi inexistente, ya que hoy día todos los donantes de sangre son sometidos a análisis previos. La transmisión sexual puede ocurrir pero es muy poco probable.
La hepatitis C rara vez se transmite de madre a hijo durante el parto. Los niños nacidos de madres infectadas generalmente pueden ser amamantados.
Produce pocos síntomas, y muchos de los infectados solo son conscientes de la infección luego de un análisis de sangre que detecta anticuerpos contra el virus. Otros análisis de sangre pueden indicar si una persona todavía está infectada o si se han deshecho del virus. Cualquier persona que haya sido diagnosticada con una prueba de anticuerpos positiva debería ser monitoreada ya que después de muchos años de portar el virus, algunos desarrollarán daño hepático, de ahí la importancia del seguimiento.
En los últimos años, las opciones de tratamiento para la hepatitis C crónica han mejorado considerablemente, pero definitivamente cualquier persona diagnosticada con infección crónica por hepatitis C debe ser evaluada por un especialista para recibir tratamiento. Si el tratamiento es exitoso, es posible deshacerse del virus, pero esto no evitará la posibilidad de reinfección.
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